Modalidades de debilidad estatal en México: Tamaulipas, Sinaloa y Michoacán.

En ocasiones se utiliza el término Estado fallido para explicar los altos niveles de violencia y escenarios de enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y grupos delincuenciales organizados en México. Esto parece poco exacto dadas la estabilidad social y fuerza institucional en otras zonas del país. Ante esto, resulta mejor la denominación Estado débil para intentar comprender la situación mexicana. Se puede afirmar que, a raíz de la debilidad estatal y del detonante de la estrategia militar contra el narcotráfico, amplias zonas empezaron a experimentar contextos de conflictos armados de nuevo tipo. Sin embargo, dichos conflictos no se desarrollaron con la misma modalidad en diversas entidades. El Estado y sus instituciones conviven con actores en pugna por sus funciones, ello resulta determinante para la entender cómo se desarrolló el conflicto. Para ilustrar estas diferencias se retoman tres casos donde los actores (crimen organizado y otros) disputan al Estado sus funciones (monopolio de la violencia, recaudación de “impuestos” principalmente), y que mostraron modalidades específicas de relacionarse con las instituciones estatales y la sociedad. 1- Modalidad de confrontación. En Tamaulipas, el Cártel del Golfo y su escisión Los Zetas, desarrollaron un modelo militar, con poca articulación social y mecanismos agresivos de recaudación; con fuertes confrontaciones con las autoridades estatales. 2- Modalidad de alianza. En Sinaloa, las organizaciones del crimen organizado llevan mucho tiempo operando, el negocio de las drogas se ha vuelto una tradición para familias de campesinos que, por generaciones, se han dedicado a esta actividad. El modelo desarrollado en esta zona por el crimen organizado durante el sexenio pasado adoptaba una forma más de empresa transnacional, con fuertes vínculos sociales y alianzas estratégicas con el Estado. 3- Modalidad de duplicación. En Michoacán el crimen organizado adoptó formas comunitarias y pseudoreligiosas, buscó por medio de prácticas clientelistas su legitimación y generar su propia versión del orden social; se adueñó de las instituciones estatales al grado de determinar a los mandos ejecutivos y policiales de varios municipios.

Fabiola Ordorica Ordorica /UNAM
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