Límites y alcances de la responsividad democrática: una aproximación desde el caso mexicano (2000-2016)
En los últimos años, el estudio de la calidad democrática ha ganado terreno en la Ciencia Política. Distintos esquemas y propuestas teóricas se han construido para tratar de evaluar el desempeño y funcionamiento de los regímenes democráticos, a nivel global pero también regional, incluso mediante estudios de caso. El enfoque teórico del politólogo italiano Leonardo Morlino ha sido uno de los más influyentes en los análisis más recientes, estableciendo algunos de los parámetros a través de los cuales se discute en la actualidad el tema. No obstante, una de las dimensiones o variables con menor peso teórico y, probablemente, descuido metodológico, ha sido el de la responsividad. Para decirlo de otro modo, no está claro qué es lo que se observa con ese concepto, tampoco lo está si los mecanismos para medirlo nos indican lo que se busca. Por un lado, se ha supuesto que evaluar la capacidad de respuesta de los gobiernos democráticamente electos es un reflejo, hasta cierto punto obvio, del funcionamiento del régimen: si satisface plenamenmente a sus ciudadanos, funciona bien; si no lo hace, se presumen fallas en algunas dimensiones procedimentales. Se ha supuesto, también, que la medida más cercana para medir “lo que los ciudadanos quieren” es mediante la apreciación de las percepciones, esto es, mediante encuestas, así sea ubicando las preguntas sobre satisfacción con la democracia, preferencia hacia el régimen o bien, confianza institucional. La presente ponencia se propone problematizar ambos aspectos mediante la discusión de los resultados presentados por Morlino en su informe sobre la democracia elaborado para IDEA Internacional en 2014. Mediante el contraste de la evaluación elaborada por él con nuestra propia valoración (que abarca el periodo 2000-2016), a partir de la revisión de los elementos clave que la componen, se analiza si los resultados obtenidos para la responsividad representan un problema serio para la democracia mexicana. Dicho de otra manera, ¿en que medida la capacidad de respuesta, conceptualizada y medida en los términos de Morlino, nos ofrece pistas para comprender déficits del régimen?
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