La Ciencia Política y su devenir histórico

La Ciencia Política y su devenir histórico Las sociedades contemporáneas se desarrollan en un ambiente determinado en gran medida por lo político, la realidad de la ciudadanía depende de las relaciones establecidas en el estatus más elevado del "poder político"; la política se aleja de la idealización de su praxis y se integra al progreso postmoderno. Para entender el ideal y la realidad de la política determinamos una categoría natural, la política, que presenta una constante modificación por diferentes fenómenos que están presentes en su desarrollo y con los cuales se ha formado una estructura científica, la ciencia política, esta crea unidades de análisis para cada uno de ellos. En tal panorama debemos determinar el contexto teórico y definir a la política como la consecuencia de las acciones humanas producidas desde la interacción social y a la ciencia política como el estudio del origen, desarrollo y resultado de dicha acción; con este enfoque se determina un fenómeno observable, empíricamente hablando, y un objeto sujeto a variables, ambos aspectos han permitido distintas interpretaciones utilizando las diferentes corrientes filosóficas y metodológicas desplegadas históricamente en el desarrollo de las ciencias sociales. Planteamos el carácter subjetivo de la ciencia política mediante el cual ponemos a discusión el alcance de la política dentro del campo científico; cuestión que acerca o aleja, según la perspectiva epistemológica, a la política del campo filosófico, no obstante, es imposible negar el nexo que este tiene con el campo científico. La relación filosofía-política-ciencia es determinada no por la interpretación de lo teórico sino por los procesos políticos de la sociedad; vínculo que se modifica con la constante transformación social y el avance de la humanidad, que se conjuntan en “el devenir histórico de la política”. Al plantear el desarrollo que la Política y la Ciencia Política han experimentado, no tratamos de entender su evolución o progreso, sino la ley de la inevitable transmutación recíproca de los contrarios, que se ha reflejado en su constante desarrollo y su inevitable tensión y distensión originada por los procesos históricos y políticos, determinando que se encuentra inmersa en el devenir histórico de la humanidad.

Octavio Calderón Zurita /Universidad José Vasconcelos de Oaxaca
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