Repensando la soberanía nacional: la soberanía alimentaria en México

La idea de la soberanía ha sido desde su concepción, un elemento clave para el establecimiento de los modernos Estados-Nación, además de otras formas de organización política previas. Más allá del debate entre la soberanía nacional o soberanía popular, de dónde emana y en dónde reside, ésta todavía es una condición necesaria para la existencia de los mismos; sin embargo, los recientes procesos de integración económica y política, con cada vez más instituciones supranacionales -desde organismos como la ONU o el FMI, pasando por la Unión Europea hasta llegar a las uniones aduaneras o los tratados de libre comercio-, han obligado a replantear los alcances de dicho principio. En ese contexto es preciso reconocer que una de las piezas clave, motivo de justificación de diversos movimientos nacionalistas en el siglo pasado, fue la idea de que un país debía ser autosuficiente para no depender de otros. Esto se podía apreciar desde los procesos de nacionalización de empresas, la creación de paraestatales, el fortalecimiento del mercado interno y sí, la soberanía alimentaria. En México, desde la negociación del TLCAN, uno de los puntos más complicados fue el sector agrícola, toda vez que se encontraba menos tecnificado que el estadounidense, y era menos competitivo, pero adicionalmente, porque había de por medio un tema de mantener la soberanía en un sector crucial. Actualmente, con el proceso de renegociación en puerta, es preciso entender los retos y alcances de este tema para elegir lo más conveniente. En los últimos 20 años, la balanza comercial agroindustrial ha sido positiva sólo hasta el año pasado, lo cual significa que México importaba más valor del que exportaba, y si esto se ha revertido, ha sido porque se pasó de exportar maíz y sorgo, de bajo valor por tonelada, a exportar aguacate y tomate, de mucho mayor precio. La coyuntura obliga a retomar el ejemplo de países como Japón o los Emiratos Árabes que, en lugar de insistir en una economía de autoconsumo, aprovechando las ventajas comparativas disponibles en un mercado mundial; el nacionalismo exacerbado presenta nuevamente un riesgo al que no se debe sucumbir.

Ricardo Tapia Basurto /Universidad Nacional Autónoma de México