El Moisés de Maquiavelo, o de cómo combatir la envidia

Dentro de la importante cantidad de personajes que pueblan los escritos de Maquiavelo, Moisés ocupa un lugar de especial importancia. Prueba de ello es que en un libro reciente, Viroli (2014) afirma que El Príncipe es un discurso acerca de la redención y que habría sido escrito pensando en la emergencia de un nuevo Moisés que pudiera liberar a Italia. Ahora, la presencia de Moisés no es sólo visible en su opúsculo sobre los principados. En los Discursos sobre la primera década de Tito Livio tiene también un rol crucial. En el capítulo 30 del libro tercero, Maquiavelo escribe que “quien lea inteligentemente [sensatamente] la Biblia se dará cuenta de que Moisés se vio obligado, si quería que sus leyes y ordenamientos salieran adelante, a matar a infinitos hombres, que se oponían a sus designios movidos sólo por la envidia”. Comentando este pasaje, Harvey Mansfield (1979) sugiere que si Moisés si vio obligado a matar infinitos hombres es porque todos los hombres eran sus rivales. En este ensayo sostengo que ésta es una interpretación inadecuada del texto maquiaveliano. Tomando como punto de partida una sugerencia hecha por Warren Montag (2015), quien previene en contra de la traducción literal de este pasaje, sostengo que el término “infinitos” hace referencia a las dificultades relacionadas con la institución de un orden político nuevo. Para decirlo de otro modo, lo que son ‘infinitos’ no son los hombres respecto de los cuales hay que defender las instituciones, sino las amenazas que puedan traer consigo el colapso de las instituciones de una república. Sostengo también que sólo leyendo Discursos III, 30 a través del texto bíblico es posible echar luz sobre dichos peligros. Ciertamente, a través del ejemplo de Moisés Maquiavelo ejemplifica la necesidad de recurrir a la fuerza en contra de quienes se oponen a los “nuevos modos y órdenes”. Sin embargo, dicha fuerza no se ejerce contra todo el cuerpo político, sino contra una parte de él, a saber, sobre aquellos cuyo deseo es dominar al pueblo.

Hugo Tavera Villegas /Pontificia Universidad Católica de Chile
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