UNA CIUDADANÍA MEXICANA COMPETENTE, FACTOR CONTRA EL RIESGO DEMOCRÁTICO.
Como se ha señala en el marco conceptual de la Ponencia, la competencia es un concepto integrador, y para fines de medición es importante identificar los atributos que éste integra, lo cual sin duda alguna, es una labor minuciosa y en el caso de Latinoamérica el terreno es poco explorado, pero representa un gran nicho de oportunidades. Si lo anterior en términos generales resulta atractivo, no se diga cuan interesante y satisfactorio resultaría llevar a cabo los primeros proyectos de Educación de Competencias Ciudadanas en nuestra Nación, con la gran oportunidad de aportar el modelo a seguir para nuestro querido país. La ciudadanía que exige nuestro siglo implica el desuso conceptual y limitativo de que el ciudadano es el ente titular de derechos, es concebirlo y que nos concibamos como el ciudadano global que tiene la disposición por participar en los asuntos de interés público con un alto sentido de pertenencia y por ello factor determinante para consolidar la cohesión social, en la cual la solidaridad y responsabilidades sociales se convierten en la actitud cotidiana, enalteciendo el valor axiológico pro hominem. Considérese que las competencias que se requieren de manera básica para todas las dimensiones de la democracia, son: la participación democrática, el respeto y la valoración de la legalidad, la comprensión de la democracia como forma de gobierno y el ejercicio democrático de la autoridad y el control ciudadano del poder; todas ellas se requieren para el ejercicio ciudadano. Respecto al diseño de la metodología de evaluación es importante identificar y describir distintos componentes de cada competencia, los cuales ya se abordaron en el presente ensayo; además se debe tener la precaución de que los instrumentos de evaluación no miden objetos concretos, sino sus atributos, y la identificación de éstos implica un proceso de abstracción. En el caso de las Competencias Ciudadanas o de la Formación Ciudadana el reto es más complejo y por ello requiere ser meticuloso en su diseño. Concretamente para que un ciudadano pueda manejar y resolver los conflictos de manera democrática, debe ser capaz de recuperar ciertos conocimientos, movilizar ciertas habilidades y manifestar determinadas actitudes. Y como reza el dicho de dominio popular “Roma, no se construyó en un día”, analógicamente lo mismo ha ocurrido con el proceso educativo de las Competencias Ciudadanas, hasta la fecha siguen las aportaciones, novedades y reflexiones de los expertos y de las sociedades que las han implementado; lo que debe de sacudirnos es el hecho de que seguimos dejando de lado tan importante tópico que conforme a las experiencias internacionales propician grandes avances sociales hacia la integración y mejora social por la conciencia que genera en sus habitantes, no dilatemos más la oportunidad de optimizarnos como individuos y como sociedad del mundo. Que este Siglo XXI sea la época en la que México goce de ciudadanos como agentes de cambio, no de manera esporádica y aislada como ha ocurrido, lo significativo sería que fuese de manera homogénea y en cohesión, nuestro país requiere transformación social y, que mejor manera de hacer entender a sus habitantes de su valiosa existencia social que, educándolo desde sus primeros años con la conciencia de su papel activo como integrante de su sociedad local, nacional e internacional; es el nicho de oportunidad que, el Estado de México y los mexiquenses mismos gozamos para ser los pioneros en proporcionar las primeras generaciones de ciudadanos con competencias, a través del procedimiento formal educativo. Además el impacto del proceso tecnológico está provocando cambios en la estructura social a todos los niveles, económico, laboral, empresarial, jurídico y político. Esto se debe a que este avance no se centra únicamente en la captación de la información, sino también en las posibilidades de almacenarla, distribuirla y manipularla, lo cual representa un reto titánico para el caso concreto de México, pero también se traduce en un nicho de oportunidades, y por qué no, el parteaguas para que la nación mexicana se coloque como pionero al respecto y genere un efecto multiplicador. Así que, es el momento de considerar la pertinencia de que el Sistema Mexicano de manera seria, formal y comprometida, organice y genere las políticas públicas convenientes para la formación ciudadana, evolucionando de la formación cívica a una visión holística como se ha abordado, que es la Formación Ciudadana, con la claridad y certeza de saber que competencias son las que se desean producir o fortalecer. Con todo lo descrito en la Ponencia, se proporciona la directriz para obtener resultados y efectividad en sociedades democráticas como la nuestra, sin perder tiempo en implementar currículos escolares infructuosos que pretendan ciudadanos con competencias superlativas, lo que tenemos que realizar es enfocarnos en metas cortas y sólidas con la natural consecuencia de perfeccionar los planes de estudios y los respectivos instrumentos o sistemas de evaluación.
Descargar Ponencia en Extenso