Acto festivo: hacia la busqueda de la libertad del sujeto

El ser societal y el sentido del sujeto requieren de un asidero que les permita cohesionar su entramado existencial. Espacio en el que la coexistencia sea el eje nodal de su vida en el mundo. Horizonte que le permita construir su ser en sí, en una relación con los otros. Como ejercicio interpretativo, la cultura cohesiona y marca planos identitarios que dan sentido al ser societal. Es decir, una especie de cultivo de reproducción humana donde las formas identitarias requieren receptáculos de reproducción de su vida en sí. La convivencialidad y por lo tanto las relaciones sociales son cuestiones en suma complejas aún y cuando existe una necesidad ineludible de relacionarse con otros individuos. De estas características surge la conformación social, en la cual el lenguaje le permite estructurar una base de interlocución y formación coexitencial. Así, la actividad cultural entra en un acto de traslado imaginario que pretende reafirmarse en un acto festivo a la manera de Bolívar Echeverria que, en sus propias palabras, es el cultivo de la identidad, “el modo… en que una comunidad determinada –en lo étnico, lo geográfico, lo histórico– realiza o lleva a cabo el conjunto de funciones vitales” (1998: 133). La perspectiva remite a la conexión de la producción y el consumo, en una intrínseca conformación de relaciones sociales. Así, “la cultura (...) debe tener un carácter plural y proteico del hecho comunicativo, puesto que es en el despliegue de ese carácter en donde la identidad debería mostrarse como tal (Echeverria; 2001: 90).

JOSE CRUZ JORGE CORTES CARREÑO /UNIVERSIDAD AUTONOMA CHAPINGO
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